En contraposición al poema de José María Pemán mencionado
anteriormente ("La bestia y el ángel"), está este poema de Ángel
González, de la misma época franquista pero con una ideología muy diferente,
pues en vez de ensalzar el régimen, lo critica.
![]() |
Ángel González |
De vosotros,
los jóvenes,
espero
no menos cosas
grandes que las que realizaron
vuestros antepasados.
Os entrego
una herencia
grandiosa:
sostenedla.
Amparad ese río
de sangre,
sujetad con segura
mano
el tronco de caballos
viejísimos,
pero aún poderosos,
que arrastran con
pujanza
el fardo de los
siglos
pasados.
Nosotros somos estos
que aquí estamos reunidos,
y los demás no
importan.
Tú, Piedra,
hijo de Pedro, nieto
de Piedra
y biznieto de Pedro,
esfuérzate
para ser siempre
piedra mientras vivas,
para ser Pedro
Petrificado Piedra Blanca,
para no tolerar el
movimiento
para asfixiar en
moldes apretados
todo lo que respira o
que palpita.
A tí,
mi leal amigo,
compañero de armas,
escudero,
sostén de nuestra
gloria,
joven alférez de mis
escuadrones
de arcángeles
vestidos de aceituna,
sé que no es
necesario amonestarte:
con seguir siendo
fuego y hierro,
basta.
Fuego para quemar lo
que florece.
Hierro para aplastar
lo que se alza.
Y finalmente,
tú, dueño
del oro y de la
tierra
poderoso impulsor de
nuestra vida,
no nos faltes jamás.
Sé generoso
con aquellos a los
que necesitas pero guarda,
expulsa de tu reino,
mantenlos más allás
de tus fronteras,
déjalos que se
mueran,
si es preciso,
a los que sueñan,
a los que no buscan
más que luz y verdad,
a los que deberían
ser humildes
y a veces no lo son,
así es la vida.
Si alguno de vosotros
pensase
yo le diría: no
pienses.
Pero no es necesario.
Seguid así,
hijos míos,
y yo os prometo
paz y patria feliz,
orden,
silencio.
Ángel González
Ángel González
(Oviedo, 1925- Madrid, 2008). Graduado en Magisterio y licenciado en Derecho,
trabajó en diferentes universidades como profesor. Como poeta, los componentes
que predominan a lo largo de su producción son una crítica social, un constante
pesimismo, un componente irónico y la preocupación por el paso del tiempo.
Recibió premios como el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Premio
Príncipe de Asturias. Sus obras más destacables son Áspero
mundo (1956), Sin esperanza, con convencimiento (1961), Nada
grave (2008) y La primavera avanza (2009). Las dos últimas
serían obras póstumas.
COMENTARIO
Este poema está
escrito en una forma que recuerda al discurso, y parece que está escrito por
una persona con cierta autoridad. Se trata de un llamamiento o proclama a los
jóvenes y su futuro, a lo que se espera de ellos y lo que deben ser. Con un
tono irónico, el hablante les incita a guardar las tradiciones, a una vida
anodina, a vivir en el catolicismo más inmovilista (pedro petrificado), a
dejarse gobernar por los militares (arcángeles vestidos de aceituna) y a vivir
a expensas de lo que diga “el dueño del oro y de la tierra”. Este tono irónico
incita en realidad a todo lo contrario, los imperativos y vocativos que incitan
a obrar de una manera son vueltos del revés por otros términos: os entrego una
herencia grandiosa/amparad ese río de sangre”, ”ser siempre piedra/para no
tolerar el movimiento”, ”mi leal amigo/fuego para quemar –hierro para
aplastar”, “poderosos impulsor de nuestra vida/déjalos que se mueran”.
En cuanto a la forma, se trata de una métrica anómala para
la época, pues hace varias combinaciones. Está elaborado con versos cortos
combinados con otros de métrica más tradicional (endecasílabos o alejandrinos).
Excepto en algunas ocasiones (espero/entrego, mayo/caballo…) carece de rima
aunque existen otros recursos que dan ritmo como paralelismos (Fuego para
quemar/Hierro para aplastar). Aunque pueda parecer que el poema carece de
ritmo, en realidad esconde uno de los tipos más tradicionales, el de la
combinación de versos de siete sílabas con endecasílabos y alejandrinos.
También predomina la paranomasia, que son aquellas palabras parecidas en
significante pero diferentes en significado (esfuérzate para ser de piedra
mientras vivas, para ser Pedro Petrificado Piedra Blanca, para no tolerar el
movimiento para asfixiar en moldes apretados todo lo que respira o palpita).
Esta paranomasia da una sensación de fuerza al poema
El autor pretende referirse a la iglesia con la metáfora de
la piedra. Esta fue fundada por Pedro, nombre procedente de piedra. Jesús dijo
al apóstol: tú serás Pedro y sobre esta piedra levantaré mi iglesia. La piedra
es por otro lado, símbolo de lo permanente, lo inmortal. La iglesia es la
piedra que sostiene una moral estricta y opresora.
En“a ti” (joven alférez de mis escuadrones de arcángeles vestidos de aceituna, sé que no es necesario amonestarte: con seguir siendo fuego y hierro, basta. Fuego para quemar lo que florece. Hierro para aplastar lo que se alza). Representa al ejército y la falange, que aportó retórica, bandera, desfiles a la dictadura franquista. El tercer interlocutor (dueño oro y tierra poderoso impulsor de nuestra vida, no nos faltes jamás) son los capitalistas, banqueros y terratenientes.
En“a ti” (joven alférez de mis escuadrones de arcángeles vestidos de aceituna, sé que no es necesario amonestarte: con seguir siendo fuego y hierro, basta. Fuego para quemar lo que florece. Hierro para aplastar lo que se alza). Representa al ejército y la falange, que aportó retórica, bandera, desfiles a la dictadura franquista. El tercer interlocutor (dueño oro y tierra poderoso impulsor de nuestra vida, no nos faltes jamás) son los capitalistas, banqueros y terratenientes.
La persona que habla es, en principio, una
personalidad franquista, un político del régimen, pero pequeños detalles nos
permiten separar al orador del régimen (hablante del poema) del que lo escribe
(autor del poema). Ángel González es un reconocido hombre de izquierdas y antifranquista,
por lo que es un poema irónico: aparentemente elogia los valores del
franquismo, pero se entiende que lo está criticando. Esa doble lectura es lo
que permitía a muchos escritores, cantantes e intelectuales en general sortear
la censura de la época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario