viernes, 1 de noviembre de 2013

Diferencias y similitudes entre literatura y publicidad

La publicidad lleva implícito el hecho de que es interesada y exagera las virtudes, logrando ocultar los defectos. Avisa por tanto al espectador que en parte cree aquello que dice pero al mismo tiempo debe distinguir lo que es cierto de lo que no. Se da por tanto una paradoja: la dificultad para conseguir ser creíble junto con la persistencia en emitir el mensaje y la confianza para ser escuchada.
Persuadir y convencer no significan lo mismo aunque se asemejen. Persuadir hace referencia a captar la aprobación de otro apoyándose en sus emociones, mientras que convencer apela a la racionalidad del sujeto. La publicidad lo que busca es la adhesión emocional, adherir el mensaje a la conciencia del receptor. La publicidad puede ser explícita o “encubierta”.
La literatura es semejante a la publicidad en varios aspectos. Por un lado no es el propósito que tiene sino el que le atribuimos, ejercemos un papel esencial en el logro de sus objetivos una vez llega a nosotros. Ninguna dice la verdad pero tampoco miente. Su efecto es el mismo: la comprensión, el conocimiento y la contemplación de las emociones. Aunque la paradoja aparece en ambas no las tomamos en serio de igual forma, y no tiene el mismo propósito. 

 En resumen, la literatura se basa en una realidad imaginaria gracias a la cual descubrimos una verdadera existencia, y para ello se requiere que trabaje en la mente de los instrumentos cognitivos del lenguaje. La publicidad en cambio, también se basa en una realidad imaginaria, pero nos proporciona recreaciones personales.
Publicidad encubierta en la serie Modern Family

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